Influir en Europa: Por una Europa Adaptada a la Era Digital en la Fundación Carlos de Amberes

El pasado 21 de Septiembre participe en las jornadas organizadas por la Fundación Carlos de Amberes tituladas “Diálogos sobre la digitalización en el futuro de Europa.”

Derivado de esta participación escribí la siguiente reflexión: Herramientas colaborativas en una Europa Digital.

La intervección ha quedado recogida en este video:

También os dejo la transcripción de la intervección:

Mientras preparaba esta intervención, por raro que os suene, me vino a la cabeza la figura de Denis Diderot, el gran escritor, filósofo y enciclopedista francés de la Ilustración, autor junto con d’Alembert de la “Enciclopedia”, su obra magna compuesta por 72 000 artículos. En este 2021 se cumplen 20 años desde que comenzó su andadura la Wikipedia. Actualmente recopila el saber humano en alrededor de 57 millones de artículos escritos en más de 300 idiomas, y se encuentra entre los 15 sitios más visitados de Internet. Creo que Diderot se sentiría orgulloso de este logro sin precedentes creado gracias al esfuerzo colaborativo de millones de personas que han aportado su granito de arena en forma de conocimiento y tiempo.

Sin duda, herramientas que tomen como modelo a la Wikipedia están dentro de las que me gustaría tener para la Europa Digital del futuro. Un ágora digital, como comentaba Daniel Inneratity, que permita coordina a los ciudadanos para poder resolver problemas reales, que fomente un uso creativo de las mismas, que habilite la discusión, agregue opiniones, y permita analizar y sintetizar conclusiones de millones de usuarios. Herramientas que canalicen el excedente cognitivo del que nos habla Clark Shirky. En sus propias palabras, una de las cosas que hace que la época actual sea notable es que ahora podemos tratar el tiempo libre como un activo social que puede aprovecharse para grandes proyectos creados en común, en lugar de como un conjunto de minutos individuales que se pierden de uno en uno.

Por otro lado, creo que la Inteligencia Artificial abre una ventana de oportunidades para impulsar el desarrollo de servicios digitales que permitan mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, la productividad de las empresas y la eficiencia de las administraciones como exponía Lucía Velasco. Aquí encontramos aplicaciones que impactan en una mejor atención sanitaria, en una fabricación y distribución más eficientes, en una producción agrícola más adaptada al cambio climático, en mejores servicios públicos, como la gestión del reciclaje, un transporte más seguro y limpio, y un consumo y producción de energía más barata y sostenible.

Especial atención adquieren los datos como principal combustible de la IA, la economía del dato a la que apelaba Andrés Ortega. Necesitamos datos abiertos de calidad, accesibles, y que se mantengan actualizados, así como seguir impulsando un marco ético y regulatorio que nos permita trabajar con datos de carácter personal con todas las garantías para el ciudadano que nos comentaba Noemí Brito. Esta transformación tiene que regirse, tal como establece la propia Unión Europea, dotándonos de sistemas de IA que sean seguros, transparentes, éticos e imparciales y que estén bajo el control humano. En definitiva, una IA fiable y centrada en las personas que nos introducía Lina Gálvez en su transformación justa.

Este camino no se puede recorrer con el sector privado y el sector público andando cada uno por su cuenta. Necesitamos una mayor colaboración público-privada en la línea que propone la economista Mariana Mazzucato, y que ya se ha iniciado desde el gobierno de España con programas como Misiones Ciencia e Innovación. Pero también mejorar herramientas de contratación como la Compra Pública Innovadora, disponible pero actualmente infrautilizada.

Finalmente, me gustaría señalar que esta nueva Europa Digital no está exenta de riesgos generados por las propias tecnologías. Sin duda son importantes todas aquellas amenazas que atenten contra la privacidad y propiedad de los datos, aunque mi mayor preocupación es la difusión de la desinformación, en particular, por agentes externos que tienen como objetivo minar los valores europeos, las instituciones y los sistemas democráticos en línea que han comentado Nacho Torreblanca, Manuela Battaglini y Daniel Inneratity. Tiene que ser una prioridad para Europa contrarrestar la desinformación y garantizar la libertad de expresión, los debates democráticos pluralistas e inclusivos y la libertad de los medios de comunicación.

Gracias

Pablo A. Haya Coll ~ Septiembre 2021

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