Dada la popularidad que ha alcanzado el test de Turing, existe cierta confusión respecto a su utilidad para determinar si una máquina realmente posee algún tipo de experiencia consciente.
Es un debate clásico que recientemente ha retomado el canal de YouTube Adictos a la Filosofía. Enric lo aborda con su habitual claridad y precisión argumentativa, explicando por qué superar dicho test no implica que una máquina piense o sea consciente.
El punto clave es que no debemos confundir la simulación con la realidad.
Me llamó especialmente la atención un contraejemplo que no había escuchado antes: invertir el test. En lugar de una IA intentando simular ser humana, imaginemos un juego con cuatro inteligencias artificiales y un humano que intenta hacerse pasar por IA. Si ese humano logra engañar a otros humanos y sus respuestas son indistinguibles de las de las IA… ¿diríamos entonces que el humano es una IA?
